Bienvenidos una semana más a Universo Hijos. Hoy hablaremos de psicología, de terapias y de soluciones.
Las gafas del psicólogo posestructuralista
A lo largo de la vida de la psicología, es una ciencia relativamente joven, ha imperado una forma de entender la realidad. Y es que, en la gran mayoría de escuelas de psicología se ha partido siempre de un marco teórico que se organiza en una especie de Leyes que reposan sobre una estructura que describe la realidad psicológica del ser.
Así se ha visto en muchas ocasiones la necesidad de entender la psique de los pacientes partiendo de la base que existen unas verdades que son esenciales. Y estas verdades esenciales hacen que los psicólogos y terapeutas interpreten en función de su modelo teórico esa realidad. Es lo que os decía el otro día: ¿la realidad crea las teorías sobre la mente, o las teorías hacen que entendamos de un modo determinado la mente?
A la vez estos enfoques generan una normatividad. Es decir, el sujeto patológico se crea por contraste con la idea culturalmente establecida de salud. Así, décadas atrás era posible diagnosticar en la primera versión del DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) en 1952 Desviaciones Sexuales. No fue hasta el 73 que se suprimió, eso sí, gracias a la influencia socio-política de grupos sociales activistas. Aunque no fue eliminada. Si queréis ampliar más sobre este tema os dejamos el enlace en las notas. https://www.iguales.cl/la-homosexualidad-nunca-debio-haber-sido-incluida-en-las-clasificaciones-internacionales-de-las-enfermedades/
Pero aquí vemos el enorme poder que ejerce la cultura, las normas culturales implícitas que rigen nuestra socialización de forma invisible. Sin ánimo de extenderme diré que no me parece demasiado coherente omitir que la realidad es socio-construida y por lo tanto las terapias postestructurales encajan mucho más con mi forma de pensar y de trabajar.
La terapia sistémica centrada en soluciones
Una de las escuelas que se fundamentan en ese pensar postestructuralista es la terapia sistémica centrada en soluciones:
- Las etiquetas diagnósticas sirven para bien poco. De hecho, en muchas ocasiones termina por hacer aparecer en el etiquetado la profecía autocumplida que la vemos en el experimento del Efecto Pigmalión.
- La materia prima es el hecho de no partir desde la postura del saber yo sé-paciente pasivo. De hecho es al revés. ¿Cómo podría ser sino? En lo que trabajamos es en la construcción de esa realidad, con ese discurso rígido y disfuncional que ha ido generando la persona o la familia desde el principio de circularidad.
No hay un modelo de familia perfecto normal. Nadie tiene déficits. Estaríamos cayendo de nuevo en una normatividad que poco fundamento tiene, sobre cómo debe relacionarse la familia, qué patrones de comunicación son los sanos, qué tipos de familia son los no-patológicos, que es lo normal y no normal…
A estas alturas ya somos mayores para saber que esto es culturalmente construido aunque nos vendan la moto algunos en posición de saber. Lo que sí puede suceder es que las dinámicas que se establecen pueden ser tan rígidas que dan pie a conflictos y a una forma disfuncional de relacionarse y esto es algo que sí saben los consultantes y deciden tomar acción para cambiar la problemática.
Veamos las características de la TCS:
- Es breve: ¿Cuántas? No tiene un número concreto de sesiones porque depende del consultante/es y cómo evolucionen pero de media entre 4-10 máximo. “El mínimo tiempo posible pero el necesario”.
- Se centra en encontrar soluciones dentro del abanico de posibilidades que ya tiene el sistema familiar o la persona si es individual. A veces estamos tan saturados de problema que no vemos más allá. Para esto es necesario acudir a un psicólogo terapeuta, para salir de esta ceguera problemática.
- Se trabajan con objetivos pactados con el consultante. Es básico para saber si hay mejorías, ¿no? ¿Qué quieres obtener de estas sesiones? ¿Qué vas a lograr? Y a partir de ahí manos a la obra. Menos es más.
- La causa del problema no es importante, lo que importa es solucionar el problema. De hecho, nos empeñamos en encontrar las causas y en la mayoría de las ocasiones nada cambia. Hacer las cosas distintas y probar nuevas soluciones esto sí nos ayuda a solucionar el problema del consultante. Una vez solucionado el problema podemos fundamentar mucho más las causas evidentes si las hay. En psicología y en la mente, las cosas son multifactoriales.
En fin, un episodio denso, pero esperamos que os sea de ayuda para dejar de temer a la psicología y dejar de verla como algo oscuro, complejo y para locos.
Para resumirlo os diría que para este enfoque de la TCS y la Terapia Narrativa del que hoy no hemos hablado pero tal vez más adelante, ir al psicólogo nos ayuda a cambiar el prisma desde el que vemos la realidad saturada de problema y trabajar las fortalezas que no somos conscientes que tenemos, para que nosotros mismos (empoderadamente) podamos resolver los problemas enquistados en el mínimo tiempo posible.
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