¿Qué causa el sentimiento de culpa según la psicología y autores como Freud?
Todos hemos experimentado el malestar interior que nos genera el sentimiento de culpa. Ese nudo en la garganta, esa sensación de impotencia, ese querer ir atrás pero no poder, esa sensación interna de fracaso, ese peso en la consciencia…
Podríamos decir que la culpa es pues, una sensación desagradable que experimentamos porque sentimos que hemos traicionado nuestros valores morales o porque hemos perjudicado a otros o les hemos causado dolor. Como característica es interesante añadir que esto va acompañado de un deseo de reparación del daño o error cometido.
Además la culpa acarrea el autocastigo. Hacernos pagar penitencia, nos autoimponemos una pena para la expiación del pecado cometido. Esto regularà nuestra conducta futura. Hay un importante componente de aprendizaje.
Del mismo modo que en la clase 4 del Curso de Educación Emocional que hablamos de la vergüenza y subrayamos que es una emoción muy ligada al plano de la moralidad, el sentimiento de culpa también goza de esta estrecha relación.
El sentimiento de culpa tiene sus raíces en la empatía. Sin empatía no podríamos llegar a saber que hemos causado dolor al otro. La empatía nos ayuda a desarrollar conductas prosociales que benefician a los demás. Tiene toda la lógica su relación porque la culpa va muy vinculada al hecho de que somos seres sociales. Cuando sentimos más culpa es cuando somos conscientes de que hemos dañado a otras personas con las que teníamos un vínculo emocional.
Genial, pero ¿cuál es el origen de la culpa?
Según Freud se explica por las tensiones que recibe el yo/ego. Aunque la teoría freudiana es mucho más compleja os daré cuatro pinceladas.
¿Y quién lo tensiona?
Otras dos entidades intrapsíquicas como el Ello y el Súper-yo.
El Ello es la parte más primitiva que habita en nuestro inconsciente (aunque no es el único). Su función principal es satisfacer inmediatamente las necesidades. Aquí no hay valores morales y sólo se obedece al llamado según Freud, Principio de Placer.
El Súper-yo es la otra cara de la moneda. Empieza a construirse entre los 5-6 años esa consciència moral aprendida de nuestros modelos adultos. Como puedes ver, esta entidad está muy relacionada con la cultura y la sociedad.
El yo que tiene contacto con la realidad (algo que el Ello no posee), cuando actúa tiene que tener en cuenta las consecuencias de los actos. Tiene que regular la relación entre el Ello y el Súper-yo cuando entran en conflicto. Tiene que lidiar entre el deseo y la moral. Y como veremos más adelante, en el caso de una separación esta tensión se hace más que evidente.
Imaginemos que Helena quiere separarse pero siente que si lo hace está traicionando y dañando al otro y a los hijxs. Y aquí vemos más que nunca el componente moral, las creencias con las que fuimos creciendo sobre cómo debe ser una familia, sobre cómo debemos ser y en quién debemos convertirnos para decirnos también cómo debemos comportarnos.
¿Por qué aparece el sentimiento de culpa tras una separación, una ruptura de pareja o un divorcio?
Como vemos con el ejemplo de Helena lo que quiere lo tiene claro pero antes de hacerlo volar todo por los aires tiene que valorar pros y contras. Su Yo debe negociar con su Súper-yo hasta qué punto compensa obedecer el deseo del Ello. Tiene que encontrar razones morales que justifiquen su comportamiento. Que justifiquen el por qué lo hizo. Cargarse de razones. Algo con lo que decir, “joder, es que vivir así tampoco es ético”.
El que decide, carga con la mochila de la culpa. Y generalmente, como ya vimos en el episodio 101, se hace una lectura en clave dicotómica víctimas-verdugos como comentamos cuando hablamos del Principio de circularidad. Pero en esta vida, no hay negros-blancos, hay matices.
Si sentimos culpa es porque sentimos que no estamos actuando correctamente, que estamos siendo moralmente incorrectos. Y volvemos de nuevo a las creencias irracionales de las que ya hemos hablado muchas veces en este podcast. Y esto es algo que está en nuestra cabeza. Tomar decisiones implica tener mayor responsabilidad. Pero no implica tener la culpa.
¿Cómo podemos gestionar la culpa? ¿Cómo eliminar el sentimiento de culpabilidad?
- Trabajar las creencias irracionales que nos hacen pensar que debemos ser perfectos e indagar porque creemos que hemos hecho algo incorrecto. ¿Os acordáis de cuando hablamos de las creencias irracionales y de Ellis? Las creencias irracionales tenían entre otras características una alta exigencia, exageración y catastrofismo entre otras. Separar nuestra persona de nuestros pensamientos es clave aquí. Aprender a leernos a nosotros mismos.
- Aceptar que no siempre sabemos hacerlo mejor.
- Aceptar que nos equivocamos.
- Empatizar con los demás. Puede que la pareja de Helena se sienta muy enfadadx o triste y que sienta mucho dolor. Pero lo cierto es que esas emociones y sentimientos son de su pareja y no suyos. De un error, puede haber muchos aprendizajes. ¿Qué quiero decir con esto? Como comentamos varias veces en el Curso de Educación Emocional, los duelos son procesos duros pero transformadores. Por lo tanto, un acontecimiento que nos genera dolor a corto plazo puede ser un gran aprendizaje a medio plazo.
- Del mismo modo en que la culpa nos genera malestar su antídoto, el autocastigo, lo que hace es tratar de descargar esa culpa. Es una forma de pensamiento irracional. La situación es la que es y se ha llegado por muchos motivos. Tenía un profesor que decía que las cosas nunca tienen una sola causa, son multicausales y multifactoriales en psicología.
Enlaces de interés:
Piscothema: Predictores familiares de la internalización moral en la infancia
La separación: Curso de Gestión de la Ira
Los duelos: Curso de Educación Emocional
¡Sed felices!🤙