Hoy, en Universo Hijos, los pensamientos.

¡Hola a todxs! Hoy hablaremos de una de las cosas más fundamentales e inherentes en el ser humano: el pensamiento. Aunque definirlo como “cosa” puede ser poco preciso; y más cuando se trata de un intangible, inmaterial. Vamos a ver, antes de nada, cómo lo podemos definir. ¿Qué es un pensamiento?
La definición no es sencilla: podríamos decir que es todo lo que sucede en nuestra mente mediante el intelecto, es nuestra voz interior… y es que la verdad es que nos cuesta mucho pensar (nunca mejor dicho ?) en conceptos abstractos. Una de las definiciones que me gustan más sobre los pensamientos es que son representaciones de la realidad e ideas, surgidas después de una actividad intelectual.
La importancia del lenguaje en los pensamientos
Pero si hoy charlamos sobre los pensamientos, no es para encontrar la manera de definirlos mejor. Es para ver cómo se manifiestan en nuestra mente y el gran poder que tienen en nuestro ser; es decir, hasta qué punto un pensamiento u otro puede hacer cambiar la visión que tengo sobre yo mismx y sobre el mundo. Y así, transformar el rumbo de mis decisiones; y, seguidamente, mi vida.
No podemos hablar de pensamiento sin hacerlo del lenguaje, pues los pensamientos se articulan en nuestro intelecto a través del lenguaje. A través de estas construcciones mentales nos narramos la vida. Cada persona, como sujeto que es, observa e interpreta la realidad de una determinada manera. Podríamos decir que existen tantos relatos como personas existen.
Y he aquí el quid de la cuestión. Dependiendo de cómo nos narramos nuestras vidas y, especialmente, nuestro ser, tomaremos unas u otras decisiones. Pues, queramos o no, los pensamientos nos conducen a las acciones. Así pues, un seguido de pensamientos arraigados en nuestra mente y relacionados entre sí pueden establecer formas de comportamiento.
Es lo que denominamos como creencias. Se trata de ideas que asumimos como verdaderas. Pero… ¿lo son? Esto nos llevaría a otro debate sobre los límites de la verdad y la mentira… Lo que es seguro es que no dar por sentado nada e intentar penetrar en la realidad puede ser el camino que nos acerque mejor a la verdad. Lo que es importante es que no nos autoengañemos, es decir, que nos contemos un cuento a nosotros mismos y que lo mantengamos como una convicción.
Somos mucho más que pensamientos
Tampoco sería del todo cierta reducir nuestra existencia a los pensamientos; pues durante nuestra vida tendremos muchísimos, además de los que ya hemos producido en nuestra mente. Incluso, algunos de ellos pueden ser muy diferentes, hasta divergentes. Y no podemos olvidar el papel que juegan los sentimientos y, posteriormente, las emociones. Si un día estoy triste, raramente tendré pensamientos para cambiar el mundo. Lo que sí que es posible es que transformemos la tristeza en aceptación; la aceptación en fortaleza; y la fortaleza en nuevos pensamientos.
En muchas ocasiones se clasifica los pensamientos en positivos o negativos. Hacemos juicios valorativos sobre aquello que se formula en nuestra mente. Los positivos se dice que son los que te hacen crecer como persona y te llevan hacia el éxito; los negativos, los que no lo hacen, los que te limitan.
La realidad es que hasta de los pensamientos negativos podemos llevarnos cosas positivas para nuestro ser, pero el primer paso para transformarlos es observarnos conscientemente. Muchos infantes y adolescentes se creen fracasadxos porque suspenden las materias. Y se definen como fracasadxs.
Puede ser que este niño/a no haya encontrado aún una metodología de estudio que se adapte mejor a sus capacidades; o que la memorización no sea lo suyo, pero dibujar, cantar, bailar, correr sí. Pero el hecho de definirse como fracasado/a puede llevar a la desmotivación, al “no puedo” y así, sucesivamente, a seguir sin indagar en buscar otras soluciones para llegar a la meta indicada.
Pensar en nuestros pensamientos
Por este motivo, es bueno que pensemos sobre nuestros pensamientos. Y también, propiciamos esta reflexión en otras personas de nuestro alrededor, como nuestrxs hijxs, amigxs, alumnxs… Una de las mejores maneras es preguntando: ¿Por qué crees que eres una persona fracasada? Puede ser que nos encontremos con un bloqueo, el “porque sí” como respuesta. Indagar aquí mediante preguntas hace cuestionar las creencias que una persona tiene sobre sí misma. Hay que desgranar las creencias en trocitos, simplificarlas y ver qué es aquello de la realidad que he interpretado como fracaso; y posteriormente, qué me ha llevado a verme como una persona fracasada.
No se trata, tampoco, de ser incrédulo/a con la realidad, de no ser realista. Se trata, siendo realista, de valorar nuestras posibilidades. Y para valorarlas, antes debemos tener una idea de lo que somos capaces. Y para esto, necesitamos tener una definición sobre nosotrxs mismxs no limitadora. Definirnos con lo que somos hoy… y somos en potencia, aquello que podemos llegar a ser. Esto nos dará alas para conseguir nuestros objetivos. Lo que es seguro es que una posición de inmovilismo permanente delante la vida nos quita el poder de poder decidir y construir nuestro propio camino.
Y bueno, hasta aquí el episodio de hoy. Se trata de un tema muy complejo y también muy comentado en psicología y en el mundo de la comunicación. Cómo nos narramos nuestra propia vida y como describimos al personaje protagonista de ella resulta clave en nuestro día a día, en las decisiones que tomamos… y las que tomamos no tomándolas.
¡Muchas gracias… y nos escuchamos en el siguiente episodio! ?