Hoy, en Universo Hijos, la resiliencia.

¡Hola a todas y a todos! Hoy vamos a hablar de un extraordinario poder. Digo extraordinario, pero seguramente es más ordinario de lo que pensamos, pues es básico para el desarrollo vital de cualquier persona. Esto sí, se trata de un poder muy potente y, si lo utilizamos durante nuestra vida, nada nos podrá parar.
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¿Qué es la resiliencia?
Este poder se llama “resiliencia”. ¿Qué es la resiliencia? Pues es la capacidad de una persona de afrontar situaciones adversas, consiguiendo a lo largo del tiempo resultados beneficiosos para la persona. Y sí, ¿conocéis alguna vida sin dificultades, adversidades y obstáculos? Precisamente por este motivo, porque es condición de la vida misma que la vida no sea fácil, la resiliencia es una capacidad fundamental para no solo no quedarnos al suelo permanentemente después de un caída; sino también para volvernos a levantar siendo mejores que cuando aún no habíamos caído al suelo.
Precisamente por este motivo, porque es condición de la vida misma que la vida no sea fácil, la resiliencia es una capacidad fundamental.
Seguramente, muchos de vosotros ya sabíais qué era la resiliencia, ya que seguro habéis tirado de ella para sobrepasar ciertos momentos de vuestra vida. Pero, quizás, no la conocíais como tal. Y la magia de las palabras está en descomponerlas y descifrarlas, así que vamos a descubrir el orígen de esta palabra. El nombre proviene del latín “resilio”, que lo podemos traducir como “rebotar”. Proviene del campo de la física, donde un material resiliente es aquél que después de estar sometido a una presión que haya modificado su estado natural, es capaz de retornar a su forma natural con máxima efectividad.
Esto ya nos da pistas del poder de la resiliencia. Pero vayamos acercándonos al terreno donde queremos llegar. El concepto de la “resiliencia” aplicado al campo socio-psicológico nace el 1982, con la publicación del estudio “Vulnerables pero invencibles”. Este estudio, a cargo de Emmy Werner y Ruth Smith, se realizó a a 98 niños y niñas durante 20 años en Kauai, una zona paupérrima de Hawaii.
Durante estos años, estos infantes, luego adolescentes y finalmente adultos, se habían enfrentado a situación adversas: pobreza, desnutrición, enfermedades, alcoholismo, etc. Al cabo de los años, con el seguimiento que se hizo a estas personas, se vio que los niños habían adquirido una fortaleza y capacidad de adaptación a las situaciones adversas, conservando esta capacidad una vez adultos.
Las personas resilientes
Todas las personas, a lo largo de nuestra vida, nos toparemos con situaciones adversas y complicadas. Y es cuando tendremos que ser resilientes. Esto no quiere decir que no sintamos dolor, tristeza, angustia o estrés; sino que, aunque lo experimentemos, somos capaces de aceptar y gestionar las emociones para superar o lidiar con el obstáculo. Y esto nos hace más fuertes.
La resiliencia, como capacidad, se puede tener, pero también se puede trabajar. Es más, cuando más has estado exigido a dar la cara a ciertas adversidades, y lo has conseguido, más resiliente eres. Y este no es un camino fácil, ya que ni es estable, ni hay una poción mágica para resolver todos los problemas. Cada persona es un mundo y cada caso es diferente.
La resiliencia, como capacidad, se puede tener, pero también se puede trabajar.
Lo que sí que podemos destacar en la resiliencia es la capacidad de aceptar la situación y entender que aquello trágico forma parte de la vida y si la vida nos lo pone adelante, solo tenemos una salida: enfrentarnos a ello. En la línia de aquella frase tan conocida de Nietzsche, “lo que no me mata me hace más fuerte”, un hecho traumático es la oportunidad de desarrollar una fuerza interior, una nueva manera de entender la vida… y de vivirla, construyéndonos un “yo” mejor que el de ayer.
Aceptar y vivir el cambio
En la vida nos encontraremos con muchas situaciones que no podremos cambiar: ni las habremos escogido, ni podemos volver al pasado. Pero sí hay que pensar que una parte de las situaciones las creamos nosotros; hay elementos de nuestra vida que podemos cambiar, en el que nuestros pensamientos y, especialmente, nuestras acciones, pueden hacer que donde antes hubo incendio, hoy vuelvan a crecer árboles.
Nuestros pensamientos y, especialmente, nuestras acciones, pueden hacer que donde antes hubo incendio, hoy vuelvan a crecer árboles.
Por este motivo, no es malo caer, ni equivocarnos; ni tampoco sentirnos tristes, estresados, frustrados e insatisfechos con nosotros mismos. Lo podemos ver como una oportunidad para crecer o, si más no, un desafió de la vida en el que siempre tendremos la libertad de elegir: quedarnos al suelo, mientras la vida nos pasa por delante; o levantarnos y ponernos de pie, para construir nuestro propio camino.
La resiliencia es, sin duda, el arte de renacer de las cenizas.
Muchas gracias por escucharnos un capítulo más… si es la primera vez que nos escuchas, puedes suscribirte a nuestro podcast para no perderte ningún episodio. ¡Nos vemos muy pronto! 😉